La noche del viernes 03 de noviembre, Reyno se presentó en uno de los recintos más importantes de la CDMX para festejar con su público sus 10 años de trayectoria en la industria musical.
Si bien la salida en 2012 de Pablo Cantú, el baterista de la banda, fue una noticia devastadora para los fans, la puesta en escena del grupo era bastante esperada, ya que casi lograron llenar el establecimiento.
Fue una velada interesante, además de que la agrupación hiciera un recorrido musical de sus canciones más exitosas, también hubieron varios invitados sorpresa, que se subieron al escenario para cantar en conjunto con la banda.
Veamos lo bueno y lo no tan bueno de este evento; si bien la banda ha sido popular por sus canciones que abordan temas del amor y desamor, las cuales van acompañadas de un ritmo que parte del rock alternativo, tal vez su presentación en este establecimiento no fue del todo la mejor.
El espectáculo inició con únicamente Christian Jean y su guitarra en el escenario, siendo resaltado por un reflector frontal que de inmediato atrajo la atención del público, tocó los tres primeros acordes y los fans ya sabían que se trataba de “persiguiendo un instante”, aunque sus rostros mostraban expresiones mezcladas entre alegría y desconcierto, probablemente porque faltaban más integrantes en la escena, todos quedaron atentos a la presentación del artista.
Terminó la primer canción se apagaron un instante las luces y fue el tiempo suficiente para que el resto de la banda acompañase al vocalista, detrás de él estaban las percusiones y una guitarra, mientras que a sus lados se encontraba una guitarra más y el bajista, el público finalmente soltó el grito de emoción de ver a todos tocando en conjunto.
Una de las cosas que me agradó fueron los constantes cambios de luces para generar un ambiente “psicodélico” o un “viene y va” que te hacía mover la cabeza al ritmo de estas que iban acorde al tempo de la melodía.
Personalmente algo que en definitiva no me gustó fue la repartición del sonido; por el lado derecho predominaban las percusiones y por el otro las guitarras, sin embargo, el audio del Jean estaba por encima de ambos, esto se volvió un poco complicado de escuchar, pues hay que reconocer que una de las partes por las que Reyno te atrapa es por su desarrollo instrumental.
Después de un par de canciones el ánimo del público se levantó al escuchar una de las canciones más esperadas; “fluye”, en cuanto se marcó la base de la canción el público enardeció, gritaron con tanta dicha – que hasta se me puso la piel chinita – y por un momento se dejó de escuchar la música, el coro fue el boom de la popular rola, pues todos cantaron al unísono con vasto sentimiento.
Francamente me sorprendió ver a los seguidores del grupo sin expresar mucho después de esta canción, probablemente al tener un espacio limitado de movilidad impidió que el público pudiera sentir y tener una buena conexión con los artistas.
Tras terminar la melodía, hicieron una pausa para darle oportunidad al vocalista de comunicarse con el público, él aprovechó para agradecer a su equipo, sus compañeros y a sus fans que los han acompañado hasta ese día para celebrar 10 años. “Un sueño hecho realidad”, expresó el cantante, para posteriormente retomar postura con su guitarra y seguir tocando.
Me impresionó la conexión que había entre los guitarristas, se desenvolvieron en el completamente el escenario e interactuaban entre sí, se notaban cómodos y seguros de lo que hacían.
La primera sorpresa de la noche se hizo presente, invitaron a Rubio, quien había sido su telonera minutos antes de empezar el show, se subió y comenzaron a cantar “nébula”. En este punto me resultó llamativo que el público no estuviera tan de acuerdo con el concepto que estaban presentando la banda y ella, lo aludo a que pocas veces es evidente el uso de autotune en vivo y en este caso, tanto la artista como el vocalista de Reyno era notable el uso de esta herramienta.
Al concluir con dicha canción, hubo un par de aplausos, pero gran parte del público se notaba desanimado, mantenían una actitud -que a mi percepción era así – indiferente, eran pocos los que estaban bailando o cantando en compañía del grupo.
El segundo invitado apareció en el escenario, era Manuel Coe. Tras presentarlo procedieron a cantar “Nunca te amé”, si bien al inició el público había soltado bastantes gritos de ver corriendo a Coe a la escena, durante la canción eran pocos los que se animaban a cantar.
Pasaron un par de canciones más y las luces se apagaron por un buen tiempo, por lo cual todos estábamos a la expectativa de que algo curioso vendría, así fue, Christian empezó a anunciar a una invitada más, de la cual expresó palabras románticos y fue entonces cuando Florencia Quinteros, quien además de ser la vocalista de “Celest” es también la esposa de Jean, se puso a un costado del escenario y agradeció lo dicho por el cantante, así como a hablar de su orgullo por haber logrado estar tocando en el establecimiento, después de crear una atmósfera de romanticismo se enlistaron para cantar, su despedida de Florencia culminó con un beso a Jean.
Después de esto, la banda se dio un tiempo más para agradecer nuevamente a todos, “tengo la panza llena de emoción, llevamos meses preparando esto”, el público se sentía agradecido y conectaba con el sentimiento.
Cuando se pensaba que ya no habría más sorpresas, se hizo la invitación a Adam Jodorowsky, hubieron palabras de apoyo entre los artistas y decidieron interpretar “No necesito más”.
Las pausas constantes en el escenario hacían más difícil mantener un buen ambiente en el público, pues nuevamente hubo otro apagón y cuando encendieron las luces estaba el vocalista otra vez solo, él y su guitarra interpretaron dos canciones más, la primera hizo que el público entendiera el “mood” de la melodía, optaron por encender las linternas de sus celulares, al finalizar se mostró sorprendido por lo que estaba presenciando y agradeció a sus fans por el acto.
El show ya estaba llegando a su fin, las canciones que tocaban eran de las más populares y el público estaba retomando ambiente, se notó en química cuando todos cantaron con bastante energía.
La última sorpresa, dio un giro inusual, pues invitaron a uno de los ex- integrantes de la banda a tocar ellos. Sebastián Franco, el antiguo bajista apareció y una vez más, sin pensarlo estábamos presenciando a este par tocando “Amarrado”, con un toque nostálgico los fans no evitaron las ganas de enloquecer por verlos juntos de nuevo.
Finalmente, el grupo se mostraba feliz con su público y con lo que habían hecho ese día, antes de tocar su última canción, la cual fue “hay de ti”, el grupo dio las gracias y se limitó a sonar. Las luces se apagaron, ya no habría más sorpresas ni canciones, fue el adiós. Aunque después de ese cierre abrupto, salió detrás de bambalinas uno de los guitarristas para darle un pequeño obsequio al azar a tres personas, pues se dispusó a lanzar plumillas y al finalizar se retiró corriendo del escenario para volver a la parte trasera.